Este año 2009 se va a recordar en la historia del cine de animación, como el año que se implantó la tecnología en 3d, en todas las salas del mundo. Otro esfuerzo desesperado de las grandes compañías americanas por captar la atención de un público más adulto y dejar atrás de una vez por todas, la etiqueta de “infantil” que muchas veces se ganan a pulso.

En medio de esta vorágine de tecnología y presupuestos desorbitados, el maestro Hayao Miyazaki da otro golpe de autoridad a base de lápiz y papel. Ponyo en el acantilado, es la última película del oscarizado director japonés (El viaje de Chihiro). Última en dos sentidos; uno por ser la más reciente, y otro, por que todo hace indicar que será la última que dirigirá, y le dejará la total responsabilidad del Studio Ghibli a su hijo Goro Miyazaki (Cuentos de Terramar).
Pues ya tenía intención de verla, así que ahora más, menos mal que a las pelis de V.O. no van niños.
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